A pie de Tierra
Para explicar quiénes somos, debemos remontarnos al año 2015. Fue en ese momento cuando Aitor Paul, sumiller en Lavinia, y David Villamiel, viticultor originario de Méntrida, terminábamos nuestro período de formación en la Escuela Profesional de Viticultura y Enología de Madrid. Lugar donde todo se fraguó. Esta experiencia no solo nos brindó conocimientos teóricos sobre las viñas, si no que nos permitió entrar en contacto directo con ellas, gracias a las prácticas que realizamos en las prestigiosas Bodegas Valquejigoso y Comando G, respectivamente. Con todo esto y tras una primera fase breve pero intensa de aprendizaje, además de un recorrido de pruebas y ensayos realizados con uvas procedentes de viñas en vías de recuperación por nosotros mismos; continuamos con las ideas claras, cargados de pasión y entusiasmo por el campo y la naturaleza, sin abandonar nuestros respectivos trabajos, rumbo a la persecución de nuestro sueño: elaborar nuestro propio vino y poder vivir de la agricultura.
Quizá influidos por las nuevas corrientes de elaboración, pero fieles a nuestra filosofía «de hacer el vino que nos gusta beber», el proyecto «A Pie de Tierra» emana del respeto al entorno y su tipicidad, con los objetivos marcados de trabajar con la uva Garnacha y el Granito de la zona centro.
En este contexto, trabajamos a partir de la explotación familiar que David dispone, la cual consta de unas 20 Ha distribuidas por el pueblo de Méntrida conformando los valles del Alberche: viñedo viejo de sistema tradicional de nuestra variedad autóctona, plantados a mediados del siglo pasado (injertados con material vegetal propio de viñedos viejos precedentes), sistema de plantación típico de la zona (marco a tresbolillo con formación en vaso) y complementado con 4-5 Ha situadas dentro del propio cauce del mismo río pero pertenecientes al municipio limítrofe de Aldea del Fresno (Madrid).
Una vez reconocido e identificado el potencial de la zona, nos planteamos además como objetivo de mayor ambición y con perspectivas de futuro, sacar adelante los viñedos que David recoge como relevo generacional. De esta forma y de la mano del proyecto junto con Aitor, apostamos por la desvinculación paulatina del nefasto sistema cooperativista predominante todavía en la zona y de esta manera no abandonar el campo, evitar perder unas cepas de gran potencial así como poder dar continuidad al trabajo y esfuerzo de generaciones; descartando la subsistencia como forma de vida en el entorno rural y dignificar aquello de valor incalculable.
Mirando a Gredos desde los valles que custodian el río Alberche en el corazón de su curso medio, apostamos por la garnacha para representar el puro carácter mediterráneo de la zona centro, a altitudes de dehesa y no de montaña pero de pronunciadas ondulaciones de granito molido, laderas y lomas donde descansan en sus inmediaciones esos viñedos montaraces que sostienen todavía nuestro característico paisaje.
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