Viña Meín
Naturaleza en bancales
El paisaje de Ribeiro se esculpe en granito y bancales… en valles infinitos salpicados por caudales y aguas termales. En terrazas y angostos caminos que discurren entre muretes de piedras ganados a la montaña por las manos de varias generaciones.
Viña Meín fue en su origen un conjunto de pequeñas casas, montes y viñedos que conformaban el casal de Meín. Se la conocía como “Casa Labora” y siempre fue un reconocido lugar de producción de uva desde la Edad Media.
La finca y su entorno es historia viva del Ribeiro. Los montes que rodean a Viña Meín fueron antiguos viñedos, hoy abandonados, en los que aún se conservan algunos de los muros que delimitaban sus parcelas. Incluso siguen existiendo varios lagares, en ruinas, a pocos metros de la bodega.
Meín figura en los libros de historia de Galicia como uno de los primeros asentamientos de población más cercanos al legendario monasterio cisterciense de San Clodio, epicentro del desarrollo de la viticultura en el Ribeiro.
Ya en el año 1158, el abad del monasterio recogió en su testamento la labor de plantación de viñas y menciona a Meín como un lugar privilegiado de producción. También en el padrón de San Clodio de 1580, importante documento para conocer la estructura socio-económica de la época, se nombra a Meín como un reconocido núcleo de población.
Alrededor de la finca pasaban los caminos reales y la ruta de los arrieiros, que transportaban el vino con mulas, caballos y carros desde el siglo XIV hasta los puertos de mar y a Santiago de Compostela.
Pasear por los montes que rodean Finca Meín es revivir el esplendoroso pasado que dio fama a la propiedad y al Ribeiro.
Una gran piedra granítica adosada a la casa es el símbolo de la bodega. Fundada en 1988, casa, bodega, bancales y muros de Finca Meín conforman un paraje y patrimonio vitícola singular. Biodiversidad, autenticidad y riqueza de variedades locales son el mayor tesoro de nuestra herencia patrimonial.
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